jueves, abril 02, 2009

La palabra de hoy se encuentra en Mateo 20:17-19:

"17 Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: 18 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; 19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará."

Que Dios te bendiga en esta tarde, hoy les envio este mensaje junto con la poderosa palabra de Dios, este mensaje me fue enviado por un querido amigo y lo quiero compartir con ustedes para que sea de bendicion a nuestras vidas. Como todos los dias le doy las gracias al Padre por su amor y su misericordia. Adjunto les envio el mensaje espero les guste, es un poco largo pero de gran ayuda al necesitado.

Un Mensaje al Corazón
por Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

EL FRACASO ES LA ESCUELA DEL ÉXITO

Todos algunas veces hemos fracasado en la vida. A veces, logramos nuestro objetivo y sentimos gran satisfacción. Otras veces, nuestra experiencia es muy distinta ya sea familiarmente, en los estudios, negocios, formación de los hijos, en nuestra relación con Dios, con nuestros pecados, etc. debemos aprender a superarnos y crecer, pues una cosa es que fracasemos en algo en la vida y otra es que seamos unos fracasados.

¿Cómo podemos usar estos fracasos favorablemente?

1.- El fracaso no debe ser una fuerza destructiva, pues arruina el entusiasmo, la iniciativa y acaba con la voluntad de luchar.

2.- Cuando cometa un error, sienta cierta cólera, pero no contra usted ni contra nadie, sino contra el obstáculo que se le presentó.

3.- Que esa cólera se convierta en agresividad positiva.

4.- Los fracasos son la escuela del éxito. Estudie, analice por qué fracasó y entonces aprenderá a tener éxito.

5.- Pregúntese: ¿Por qué fracasé? Y es entonces cuando la derrota se convierte en piedra de construcción y conduce a una energía y a una sabiduría más grande.

6.- Toda derrota es una bendición en cierto modo, pues la vida no consiste en una sola oportunidad, sino en muchas oportunidades.

7.- Su mayor gloria no consiste en no caer nunca, sino en levantarse cada vez que cae.

8.- La derrota es una acompañante cotidiana que le hace volver a evaluar sus metas para decidir si son metas auténticas y si valen el esfuerzo de seguir luchando por ellas; se convierten en uno de los grandes bloques que construyen su vida.

9.- Es muy diferente el fracaso parcial al fracaso total en la vida. a) Ante una caída si usted dice: "Soy un fracasado"... ¡cuidado!, porque su mente se puede obsesionar y se centra en el fracaso y ahí viene su auto-imagen empobrecida, porque confunde un fracaso parcial con el ser un fracasado. b) Fracaso total es cuando el hombre no hace nada ni se propone metas ni lucha por nada; ése nunca se sentirá fracasado, pero ése sí que es un fracasado. Porque el éxito real está en la lucha. Bendito el fracaso, que le hace pensar que tiene metas elevadas y metas grandes. ¿TIENE USTED METAS? ¡Entonces no ha fracasado!

10.- Vea el fracaso como lo que es: UN MAESTRO, que le enseña sus debilidades que tiene que perfeccionar al igual que cualquier campeón en cualquier campo. Y a la vez le conserva humano, humilde ayudándole a entender que, en verdad, no es un Dios, sino una simple criatura y que sólo hay un Dios que es perfecto y santo.

11.- El hombre sabio e inteligente acepta la derrota como el maestro más valioso. En cambio el orgulloso, el altanero, nunca aprenderá de sus fallas, porque no las admite.

12.- Lo importante es su actitud, su forma de enfrentarse a los problemas, ver los errores como una lección y como un escalón para superarse.

Deténgase a pensar hoy un momento en el fracaso del Hijo de Dios: Colgado en una cruz, como si fuera un criminal, abandonado por sus discípulos, objeto de burla de sus enemigos ¿Se ha detenido a pensar que ése es un fracaso increíblemente grande, visto humanamente, y qué pasó con ese fracaso o con esa muerte? Pues que gracias a esa muerte, resucitamos nosotros. Gracias a esa muerte, se nos abrieron las puertas del cielo. Vea usted cómo Dios supo transformar el fracaso de su Hijo en una gran victoria, porque muriendo en la cruz nos salvó de la muerte eterna. No hay triunfos sin fracasos. ¡No hay Domingo de Resurrección sin Viernes Santo! ¡No hay gloria sin cruz!.

Cualesquiera que sean las circunstancias en la vida de un hombre, un fracaso no es el fin de la jornada, sino solamente un paso a lo largo del camino. Cuando la derrota toque las puertas de su vida, su tarea va a consistir en no rendirse, nunca jamás, sino en levantarse y en continuar esforzándose en ir aprendiendo de su error para vencer.

Comience cada día con el pensamiento motivador que Dios lo acompaña y que usted va a realizar todo lo que pueda ese día y el Señor transformará sus posibles fracasos en grandes éxitos. Dios nos ama profundamente, es un amor que hace surgir lo mejor de nosotros, no nos abandona cuando fallamos, sino que nos dice: "Estoy contigo, no te desanimes, juntos cambiaremos tu debilidad en fortaleza", porque Dios nos ama, aún y a pesar de lo que hemos hecho. ¡Esto es maravilloso! y nunca debemos olvidarlo en nuestra mente y corazón. Y recuerde: CON DIOS, SOMOS ¡INVENCIBLES! por que Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

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