lunes, junio 15, 2009

La palabra de hoy se encuentra en Hechos 2:1-14:

"1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. 5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Más otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. 14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras."

Que Dios te bendiga en esta linda noche, como de costumbre dándole las gracias al Padre por su amor y por su misericordia, en especial en este día que me ha regalado de vida el lograr estar vivos un ano más y poder alabar y glorificar su Santo Nombre. Gracias a todos los lectores que día a día sacan de su tiempo para leer la poderosa palabra que Dios deposita en mi corazón, gracias por los mensajes que a diario recibo bendiciéndome por este ministerio y gracias a los que en el día de hoy me han felicitado, también felicito a los que como yo celebran del regalo de vida que Dios nos ha brindado.En la palabra de hoy nos dice que al ser llamado por el Señor a una vida de discipulado y servicio, Pedro dejó su profesión de pescador para convertirse en el líder de la iglesia en Jerusalén. Podemos aprender de su transformación, con sus momentos sublimes y lamentables. Pedro fue el primero que reconoció públicamente que Jesús era el Mesías. Cuando el Señor preguntó a los discípulos quién creían ellos que Él era, Pedro dijo en Mateo 16:16: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Al confesar resueltamente su fe delante de los demás, no se cohibió por temor a lo que pudieran pensar ellos. Igualmente, la base de nuestra identidad, tanto en público como en privado, tiene que ser que somos seguidores de Cristo. Nuestras palabras y acciones deben proclamar que pertenecemos a Él.

Después del arresto de Jesús, la fe de Pedro flaqueó. Cuando lo desafiaron a decir si había estado con Jesús, lo negó. Tal como lo había profetizado el Señor, el apóstol negó tres veces su relación con Él. ¡Qué lágrimas tan amargas la del discípulo por su acción! como señala en Mateo 26:69-75: “69 Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. 70 Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. 71 Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. 72 Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. 73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre. 74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo. 75 Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.”

Después de su resurrección, Jesús perdonó a Pedro, y luego lo llamó a amar las “ovejas perdidas” del mundo como menciona Juan 21:15-17: “15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” En Pentecostés, después de ser lleno del Espíritu Santo, Pedro comenzó su ministerio anunciando el evangelio a miles de personas como explica Hechos 2.6-11: “6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.”

Por medio del poder de Dios, muchos fueron salvos. Pedro es un buen ejemplo de la clase de persona que nuestro Padre celestial puede utilizar: a alguien con fortalezas y debilidades que aprende de sus errores y que es obediente a los designios y mandatos del Señor. ¿Estás tú siguiendo consagradamente el plan de Dios para tu vida? Deseando en esta noche que venga repleta de paz a tu vida, solicitándole al Padre que nos brinde un sueno placentero y que un ejército de ángeles acampe alrededor de cada uno de nosotros, que Dios te bendiga.

No hay comentarios: