martes, septiembre 15, 2009

La palabra de hoy se encuentra en el Salmos 37:1-8:


"1 No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. 2 Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán. 3 Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. 4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. 5 Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. 6 Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía. 7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. 8 Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo."

Que Dios te bendiga en este lindo día, como de costumbre le doy las gracias al Padre por su amor y su misericordia. En este día la palabra nos dice que es muy importante aprender a entender la Palabra de Dios y los caminos del Señor. Sin embargo, es común escuchar una promesa que es citada fuera de su verdadero contexto bíblico: “Dios dijo que me concedería todos los deseos de mi corazón, y confío en que Él lo hará”. Yo jamás no pongo en duda una promesa del Señor, porque Él está dispuesto a bendecir a sus hijos. Pero, para que los creyentes puedan recibir las bendiciones de Dios, primero deben poner en orden su vida espiritual.

La capacidad de anhelar de una persona proviene de Dios. Las aspiraciones motivan a las personas a esforzarse y a triunfar. Nuestros anhelos pueden también inspirarnos y vigorizarnos. Imaginemos lo aburrido que sería la vida si no hubiera nada por lo cual esforzarse. La naturaleza de las ambiciones nos revela el carácter y el sentido de propósito de cada individuo. Además, la manera como intenta alcanzarlas sus anhelos nos dice mucho acerca de su comprensión de Dios y de su voluntad. Los buenos deseos son el resultado de una relación dinámica con el Señor.

Esta palabra nos dice que antes de poder reclamar las promesas de Dios debemos cumplir los deseos de Él: (1) debemos deleitarnos en Él (Versículo 4: “4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.”), (2) encomendar nuestros caminos a Él (Versículo 5: “5 Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.”), (3) y esperar en Él (Versículo 7: “7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades.”). Todas estas actividades espirituales son parte de una fe madura.

Si no hacemos caso al contexto de la promesa de Dios, tendremos un corazón inquieto en vez de bendecido. Las personas que se impacientan cuando sus peticiones parecen pasar desapercibidas. Pero los creyentes no pueden ignorar las instrucciones de la Palabra de Dios. Debemos someter nuestros deseos al Señor, y esperar con paciencia que Él los satisfaga, si ésa es su voluntad.

Deseando que hoy y siempre tengas el mejor de los días y que Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti.

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